Hay algunas cosas que evidentemente tiene algún tipo de conexión, por tanto hay que programarlas y ahí vienen las recomendaciones clásicas: contraseñas seguras, cambiarlas regularmente. Pero hay otras cosas que no son tan evidentes y eso ya depende de los fabricantes, explica.
Un ejemplo son los juguetes que interactúan con el usuario. La información va a la nube y si los fabricantes no prevén la seguridad, esa información almacenada en internet puede ser robada por un ciberdelincuente y usada para vender los datos o usarlos para campañas de phishing.
El especialista recomienda no caer en la paranoia pero sí conocer los detalles del producto y buscar información.
fuentes:mundo.sputniknews.com
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