El mes de octubre es conocido en la Unión Europea, como el mes de la ciberseguridad. Se trata de una campaña de visibilización destinada a educar tanto a la ciudadanía, como a las organizaciones, en materia de seguridad informática. En 2016, la UE dejó en claro que la ciberseguridad es un tema prioritario en la agenda de la Comisión, al anunciar la implementación de una estrategia público privada.
La misma, basada en una inversión de 450 millones de euros, está orientada a la financiación del desarrollo de nuevas tecnologías y a la investigación sobre la seguridad del mercado único digital. Y para España, este no es un tema menor. El año pasado, se registraron 120.000 ciberataques en el país, es decir, un 140% más que en dos años. Hoy en día, la capacidad de cualquier compañía de preservar sus datos y sus informaciones, al resguardarlas de un posible ciberataque, es un criterio diferenciador. Sin embargo, la ciberseguridad no es un tema que concierne únicamente a las organizaciones. Cualquiera puede ser víctima de un ciberataque, lo que significa que los usuarios no están exentos. A esta altura, no solo las compañías empiezan a invertir en la seguridad informática, ahora también los usuarios comienzan a descubrir las consecuencias del robo de información.
Si antes era evidente que había que asegurarse contra la rotura, el robo o la pérdida de los teléfonos móviles, ahora también se debe pensar en las medidas que se deben tomar para asegurar los datos personales y la información que se almacena en estos dispositivos.
Basta con seguir de cerca el caso de la SFAM, (Sociedad Francesa de Seguros Multirriesgo), para entender cómo los usuarios han adoptado como costumbre asegurar sus móviles y sus productos multimedia. Gracias a su capacidad innovadora, la SFAM, fundada en 1999, logró convertirse en uno de los líderes europeos en este sector.
La clave está en el proceso de adaptación por el que transitó la SFAM, para poder transformarse y brindar servicios adaptados a las nuevas necesidades que surgieron como consecuencia de la digitalización. Al entender el rol central que comenzaron a jugar los productos de consumo como los teléfonos móviles, los dispositivos multimedia y otros objetos conectados, la SFAM decidió especializarse en la cobertura de estos.
Lo que le permitió a la compañía, expandir sus actividades más allá del territorio francés, llegando a nuevos mercados como el español, el belga y el suizo, entre otros. Gracias a su desarrollo comercial y a la apertura de nuevos mercados, la SFAM prevé alcanzar una facturación de 500 millones de euros a finales de este año. Lo que demuestra que si bien la digitalización presenta desafíos, también abre puertas para nuevos negocios, siempre y cuando se aprovechen las oportunidades que surgen de las nuevas formas de conectividad.
El caso de la SFAM en particular, también demuestra un cambio de mentalidad en los usuarios que frente a las opciones que les presentan, eligen nuevas formas de asegurar sus dispositivos. El desafío ahora es, concientizar a los consumidores, para que comprendan la relevancia de la seguridad informática.
fuentes:.mundiario.com
- Visto: 783