La selección de la distribución SUSE Linux Enterprise Desktop -hoy propiedad de Novell-, como el sistema nervioso central de la segunda armadora más importante de Europa, puede darnos una pequeña idea de lo mucho que ha avanzado este sistema operativo en términos empresariales.
¿Y qué pasa con el usuario común?
Me refiero al que todos los días en su casa se enfrenta con una máquina con virus o spyware, que se congela, se traba o peor, pone una pantalla azul con caracteres hexadecimales ininteligibles para el común de los mortales y obliga a reiniciarla.
El proverbial 95% de los usuarios de computadoras que sigue atado al sistema operativo Windows.
Enfrentémoslo: Un gran porcentaje de estos usuarios, sobre todo en regiones como América Latina, no consigue el sistema operativo precisamente en el Office Depot más cercano, ni nada parecido. Más bien lo hace por vías nada legales.
Esto, en el “bajo mundo” de la computación, significa que se los instala el primo del tío del amigo que “le entiende a las computadoras”, es decir, que sabe quemar CD´s y conseguir cracks y claves de activación pirata.
La pregunta obvia es por qué todos estos usuarios no se evitan problemas y consiguen una distribución de Linux para instalar en sus computadoras.
Las ventajas son muchas: Es completamente gratis, completamente libre, consume menos recursos del sistema (lo que significa que puede correr en máquinas nuevas y no tan nuevas), incorpora un entorno gráfico tan avanzado que la vieja excusa de que la interfaz no es amigable ya no cuenta, y por si fuera poco, es muy seguro: prácticamente puede olvidarse de los virus, el spyware y el 99.99% de las amenazas que acechan todos los días a los usuarios de Internet.
La pregunta obvia es por qué todos estos usuarios no se evitan problemas y consiguen una distribución de Linux para instalar en sus computadoras.
De quejas y ventajas
Las ventajas son muchas: Es completamente gratis, completamente libre, consume menos recursos del sistema (lo que significa que puede correr en máquinas nuevas y no tan nuevas), incorpora un entorno gráfico tan avanzado que la vieja excusa de que la interfaz no es amigable ya no cuenta, y por si fuera poco, es muy seguro: prácticamente puede olvidarse de los virus, el spyware y el 99.99% de las amenazas que acechan todos los días a los usuarios de Internet.
Otra vieja queja con respecto a Linux era la falta de soporte para muchos dispositivos. Esto ha dejado de ser cierto.
He visto como Linux reconoce en un abrir y cerrar de ojos una impresora que llevó horas hacer funcionar bajo Windows. Hay toda una comunidad dedicada única y exclusivamente al desarrollo de drivers. Los fabricantes sólo tienen que solicitarlos.
¿Que no hay programas? Sí que los hay, y en una cantidad que le dejaría anonadado. En realidad son muy pocas las aplicaciones que no han sido migradas a Linux o alguna forma de Unix.
Entonces, ¿por qué seguir usando Windows? Podemos encontrar una pista en las palabras de un estudiante de quinto año de primaria, cuya relación con Linux ha sido más que nada “a fuerzas” tras haber descompuesto su winbox una y otra vez, y que por cierto no se ha molestado en aprender a instalar una aplicación por más simple que sea, bajo ningún entorno, pero es experto en jugar “Legend of Zelda” y casi no puede esperar por la Wii: “Lo único que me gusta de Linux es el pingüinito. Y no puedo usar el iTunes”.
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