Microsoft, por su parte, con su Windows 10, una versión mucho más usable que Windows 8, parece más un sistema de spyware enmascarado en un sistema operativo. Y aunque la actualización es gratuita, la empresa de las ventanas se toma sorprendentes libertades con los datos del usuario, de acuerdo con quien ha analizado el trabajo interno del nuevo sistema operativo de Microsoft.
Pero hay otro jugador, Google Chrome OS e incluso la empresa buscadora ya tiene laptops con ese sistema operativo pero aparentemente aún tiene mucho camino por andar. Así pues, la opción que queda es GNU/Linux. Y este sistema se puede ver en dispositivos móviles, en el IoT incluso, amén de que está en los servidores de muchísimas empresas por su confiabilidad. La virtud que se tiene es que no hay que depender de software propietario y hay mucho software libre en el entorno.
Aparte de Ubuntu, que usa Gillmor, hay una serie de distribuciones que bien pueden probarse. Son muchas ya para mencionarlas una por una. Si usted es un usuario nuevo de Linux, mejor intentar inicialmente con alguna de las distribuciones más populares, pues son las más probadas por los propios usuarios y además, son las que tienen más soporte por parte de la comunidad y por la compañía que creo esa particular distro.
Linux Mint, por ejemplo, basada en Ubuntu, que a su vez está basada en Debian, es probablemente uno de los mejores Linux para hacer la transición lo más fácil posible. Se pueden instalar sin problemas paquetes como Thunderbird, para manejar el correo, que lo hace con una interfaz moderna y fácil de usar, así como LibreOffice, la suite informática de código abierto y libre que compite sin menoscabo con la suite comercial y propietaria más popular, MsWord. Y sí, no es exactamente idéntica (e incluso cuando se leen archivos de MsWord a LibreOffice, probablemente no se vean exactamente iguales pero en general, las dificultades -cuando existen- son muy menores). Pero además, puede ocurrir, como es mi caso, que hay paquetes propietarios que solamente se pueden correr en Windows. Bueno, no hay problema, se puede usar un emulador como Wine y correr Windows para esas aplicaciones que no tienen contraparte en Linux y listo. Vamos, hasta esto es posible.
Hay distribuciones -como Ubuntu- que se actualizan con frecuencia. Los posibles errores son rápidamente eliminados y tienen incluso versiones de “long term support” (LTS), que en general vale la pena estar al pendiente e ellas.
Tal vez habría que salirse de la inercia que los sistemas propietarios han impuesto. Tal vez es momento ya de darle una oportunidad seria a Linux como sistema operativo para ser usado cotidianamente.
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