Para muchos es un fenómeno nuevo, del cual se conoce poco y no se divulga lo suficiente. Sin embargo, sus bases no son más que el necesario repaso de lo que olvidamos en los orígenes de la informática.
Desde la década de los 50 del siglo XX, cuando fue utilizado por primera vez el término «software» por Jonh W. Tukey, y durante las dos décadas posteriores, los programas existían como una utilidad y comercialmente no pasaban de ser el componente necesario para que funcionaran las computadoras.
Al vislumbrarse en la joven informática —por los años 80— un próspero negocio, se asentó el término de «licencia» para el software, como una protección por y para las empresas y los empresarios.
Esta realidad hizo que prácticamente se prohibiera la colaboración entre profesionales y floreciera el interés comercial. Es en medio de esta realidad que arranca el actual movimiento revolucionario de las «tecnologías libres o abiertas», para referirnos tanto al software libre, de fuentes abiertas, o los estándares abiertos.
Gnu/ Linux: Antílope y pingüino
La transferencia hacia tecnologías libres es más estratégica que tecnológica, aunque sin el conocimiento profundo de sus principios, fuerzas, debilidades y amenazas no se logra una visión completa del Movimiento.
Del Movimiento a las tecnologías libres, el proyecto de mayor alcance es la Fundación de Software Libre (FSF en inglés), la que nace en 1985 para dar soporte legal y financiero al proyecto GNU, y hoy dedica todas sus fuerzas a promover los derechos de los usuarios finales, basados en cuatro libertades imprescindibles: usar, estudiar, copiar y modificar los programas de computadora.
Richard Stallman (derecha) y Linus Torval, los padres del GNU/Linux. Fotos: Archivo y Franklin Reyes.
Hoy la FSF es vista como el proyecto que mundialmente guía el mayor accionar relacionado con la libertad en la tecnología; ya que no atiende un solo proyecto, sino miles, haciendo de todos un sistema coherente.
Entre todos tiene especial significación el proyecto GNU, nombre que viene de un acrónimo recursivo para He is not Unit, aunque también GNU es el término inglés que traduce «ñu», antílope africano símbolo natural de libertad (actual logotipo del movimiento).
GNU fue anunciado públicamente por primera vez en 1983 por Richard Matthew Stallman, en aquel momento científico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con el propósito de desarrollar un sistema operativo compatible con Unix que fuera de libre distribución.
La idea ganó muchos adeptos, y en pocos años GNU logró incorporar prácticamente todas las herramientas y el código necesario para convertirse en un sistema operativo, con excepción del núcleo (kernel en inglés).
El núcleo es parte imprescindible de todo sistema operativo, ya que en este se coordina el funcionamiento de todo el sistema y el uso eficiente de los recursos de hardware. La falta de un núcleo limitaba al naciente sistema operativo GNU, pero mientras esperaba las herramientas, GNU se iba desarrollando y ganando seguidores.
En 1991 el finlandés Linus Benedict Torvald comenzó a desarrollar un núcleo inspirado en Minix (sistema desarrollado para la enseñanza en 1987). En poco tiempo estuvo disponible una primera versión funcional del núcleo —hacia 1992— al que denominó Linux.
Entonces la unión fue inminente. GNU po-seía las herramientas de un sistema operativo y Linus tenía un núcleo que ofrecer. De este feliz maridaje evolucionó toda la variedad de sistemas operativos GNU/Linux, como Stallman reclama que se les nombre.
Distribuciones para todos los gustos Con el desarrollo y diversificación del proyecto GNU/Linux se han adoptado diferentes formas para organizar y facilitar la instalación y administración de las aplicaciones disponibles, a las cuales se les llama popularmente «distribución».
Hoy existen más de 70 distribuciones, como RedHat, Debian, Centos, Ubuntu, Mandrake, Fedora, Mandriva, Slackware, Gentoo, OpenSuSE o Arch Linux, las más conocidas y que están disponibles en casi todas las arquitecturas: x86, AMD, la gama Intel, Fujitsu Siemens Computers, Computer Associates, Sun Micro-systems, Hewlett-Packard, Dell y Lenovo. Pero el pingüino, símbolo de Linux, no se ha detenido. Su núcleo ya anda por las computadoras de bolsillo, teléfonos celulares, videoconsolas y demás.
Los pasos del movimiento avizoran un aumento de su competencia internacional. Así, la recién creada Fundación Linux (enero 2007), dedicada a potenciar la interoperabilidad, el mercado y la estandarización de los componentes entre todas las distribuciones, es esencial para el futuro del Movimiento.
Asalto al mercado
Hoy son indudables los logros que ha tenido este Movimiento, muchos de los cuales merecen ser analizados, pues detrás de cada éxito hay una muy bien pensada estrategia tecnológica de mercado o marketing de la que vale la pena aprender.
Ejemplos hay muchos. Se contabiliza, por ejemplo, que desde el año 2000 más de 50 millones de personas han descargado de su sitio oficial OpenOffice, un paquete de programas similar al Microsoft Office.
También está el navegador de internet nombrado Firefox, que en tres años se ha apoderado del 20 por ciento del mercado de los navegadores web —unos 75 millones de descargas—, compitiendo directamente con Microsoft.
Muchas empresas de software libre como RedHat, MySQL o JBoss se han establecido de manera rentable, con ingresos en 2007 sobre los 150, 30 y 20 millones de dólares respectivamente.
Mientras, el portal www.top500.org publicó en noviembre de 2007 que el 85,2 por ciento de las 500 principales supercomputadoras del mundo utilizan un núcleo Linux, y solamente seis utilizaban Windows.
Las distribuciones GNU/Linux también avanzan en las conquistas de las estaciones de trabajo. Más allá de cuestionamientos de todo tipo, uno de los mejores ejemplos que se pudiera poner es el proyecto educativo One Laptop Per Children (OLPC), que tiene como objetivo llevar masivamente conocimiento a niños de países subdesarrollados.
Este y otros sucesos revelan el compromiso que tiene el Movimiento de software libre con la humanidad, al ser una alternativa eficiente para la informatización de la sociedad global, regulando el desmedido poder y el impacto negativo que pudieran alcanzar los monopolios internacionales de la informática.
Se nos viene encima un mundo cada vez más conectado y multidispositivo. Este escenario es favorable para que las tecnologías libres y/o abiertas continúen diversificándose y creciendo, aun cuando las amenazas continúan gestándose dentro de los grandes monopolios y sus mecanismos de hegemonía.
La supervivencia de las tecnologías libres depende de que seamos capaces de defender la justicia tecnológica y el derecho humano de acceder a la información, al conocimiento y a las herramientas necesarias para desarrollarlo. Y Cuba, en ese camino, pudiera ser también un ejemplo.
Especialista principal de Teleinformática. Centro de Información y Gestión Tecnológica, Santiago de Cuba (MEGACEN).
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