Las primeras fueron Ubuntu MATE y Budgie, seguidas muy de cerca por Kubuntu. Asimismo, a partir de Ubuntu 18.10 se eliminó la posibilidad de actualizar la versión desde un sistema de 32-bit. Queda la duda de qué pasará con Lubuntu, que recientemente publicó un llamamiento para ayudar a mantener el soporte para 32-bit, pero que más tarde anunciaba un cambio de rumbo que puede no ser del agrado de todos sus usuarios, si bien por el momento no hay confirmación de nada.
Dicho con otras palabras, los usuarios de Ubuntu que requieran un sistema de 32-bit tienen en Ubuntu 18.04 LTS su mejor baza, al menos hasta que concluya su soporte en 2023. Por otro lado, hay y seguirán habiendo distribuciones con soporte para 32-bit, y más especialmente para equipos desfasados. En el caso de Xubuntu la alternativa directa más recomendable sería Linux Mint Xfce, mientras en lo que respecta a distros ligeras muy solventes.
Sea como fuere, Ubuntu no es la única gran distribución del panorama en olvidarse de los 32-bit, muchas los están haciendo, y es que hay que afrontar lo inevitable: el paso del tiempo es inexorable.
fuentes:.muylinux.com
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