La gijonesa cuenta cómo al principio del proyecto no disponían de ningún fondo, trabajaban como voluntarios creando las escuelas y fue en ese momento que Clarisa, miembro del proyecto, contactó con una ONG, Fraternidades sin Fronteras, que decidió apoyarlos económicamente.
Gracias a la ONG ahora pueden realizar un proyecto de mayores dimensiones ya que antes solo contaban con donaciones anónimas y no era muy sostenible. Carla cuenta cómo ya han construido dos escuelas y ahora con el respaldo económico de esta ONG van a empezar a construir más. Hay muchos padres que no tienen cómo pagar la educación a sus hijos. Primero necesitan cubrir unas necesidades básicas: comida, agua, tener una vivienda digna... Y luego ya se preocupan por la educación.
El gobierno está intentando dar comida a los niños en la escuela. Entonces muchos padres les mandan para que al menos coman una vez al día.
Malaui es conocido como 'el corazón caliente de África. Esto es así porque la gente de allí es súper amable y abierta. Me he sentido como en mi casa. Cuando decidí emprender esta aventura fue un cambio muy radical. Al principio es muy duro porque no puedes ayudar a todo el mundo y te crea impotencia», relata.
Vivir al día es el modo de vida de los malauíes pues «en las condiciones en las que se encuentran no pueden planificar su futuro. Todo el país sigue la filosofía Ubuntu: Yo soy porque tú eres. Somos todos humanos e iguales y debemos crear paz en el mundo». La gijonesa cuenta emocionada la generosidad de sus gentes y el poco materialismo que predican.
Los niños hacen pelotas con bolsas de plástico y una cuerda, muñecas con hierba... Se conforman y son felices. Mucho más que los niños de aquí, que piden algo y ya lo tienen Cuando llegó a España, la voluntaria abrió las puertas de su armario y se sintió mal después de haber vivido lo que vivió apenas unos días atrás. Vi la cantidad de ropa que tenía en el armario y pensé ¿para qué Cuando me fui de Malaui dejé allí todas mis cosas, incluido un pedazo de mi corazón».
Charlas sobre el proyecto
Durante toda la semana, la gijonesa ha impartido charlas en colegios e institutos sobre el proyecto. Empezó en el colegio Montevil, donde fue alumna. El coloquio estaba dirigido a alumnos de 5º y 6º de Primaria. Lo primero que me dijeron fue: cómo podemos ayudar y entonces organizaron una recogida de material escolar que posteriormente se enviará.
Se quedaron muy impactados cuando les dije que allí no tenían bolígrafos o que en una clase se podían juntar hasta 70 alumnos Carla mueve conciencias con sus charlas: Hay muchos que piensan y a mí que me importa Malaui pero muchos otros quieren ayudar e incluso llegado el momento ir como voluntarios
fuentes:elcomercio.es
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