Sin embargo, luego de ser sancionada el 10 de agosto del 2006 y promulgada diecinueve días más tarde, e incluso tras haber llegado a la ciudad gente de la comuna de Rosario para explicar cómo trabajan allí con un sistema similar, la ordenanza hecha norma durmió el sueño de los justos durante todo el 2007. La razón, según indicaron algunos funcionarios de carrera y otros políticos que hoy no están en función, “no hubo una fuerte decisión política del Ejecutivo para obligar a los técnicos del área de Informática a ponerse a trabajar en el tema”. En consecuencia, los empleados municipales más calificados fueron quienes impusieron sus pensamientos frente a los funcionarios políticos, convenciéndolos sobre las bondades del sistema operativo actual y “minando” el camino al ingreso de una plataforma libre de avanzada.
Mientras esto sucedía, revelamos un dato paradigmático: una cifra cercana al millón y medio de pesos se convierte en déficit comunal por incumplimiento en el pago de licencias de software.
Experiencias
Desde cualquier punto de vista, la comunidad internacional del conocimiento coincide en que Linux ha prosperado por dos criterios básicos: el constante desarrollo tecnológico mediante el aporte de muchas fundaciones y empresas que “aceitan” la maquinaria productiva, y la permanente innovación que hace a su entorno cada día más amigable. De hecho, hoy por hoy grandes firmas mundiales como IBM han planteado la necesidad del “código abierto” (open source) en sus computadoras, y están desplegando una intensa campaña de difusión que puede verse y conocerse a través de Internet.
De Europa hasta Argentina, pasando por varios países de Latinoamérica, siempre se encuentran experiencias comprobables de resultados positivos. En la Unión Europea es frecuente que los gobiernos “corran” sus plataformas con software libre. En Argentina también hay experiencias muy buenas.
Rosario, la ciudad más importante del interior del país, con una población cercana al millón y medio de habitantes, con una infraestructura productiva que duplica ampliamente la de Mar del Plata y con un sistema municipal tres veces más importante que el nuestro, ha desarrollado su propio software sobre una plataforma libre: el Munix.
Con esto cae por su propio peso el comentario barato de los técnicos municipales que se reían socarronamente de los concejales, tratándolos de desconocedores en la materia. Los empleados pretendían imponer su idea de que el software libre “no sirve para las ciudades grandes”, pero han fracasado y han quedado mal. Se esperaba de su parte, y deben prestarla porque están al servicio de la comunidad.
Costos
En cuanto al precio de la implementación de software libre aún hay un gran debate. Algunos dicen que es gratis, otros no. Lo cierto es que el hecho de ser libre no implica necesariamente que el software sea gratuito. Además se debe capacitar al personal en cuestiones de sentido común, como las aplicaciones; pero lo concreto es que todo se parece mucho a lo conocido.
El tema de fondo está en las patentes y licencias. Si alguno de los entes más importantes de nuestra municipalidad hubiese tenido que pagar sobre cada PC el uso de Windows XP, sólo en el 2006 tendría que haber destinado miles de pesos para hacerlo legalmente. Si la comuna tuviese que pagar a Microsoft por las 1.200 máquinas que posee en su parque informático debería invertir una erogación más que importante, no sólo en el pago del software sino también en el reemplazo de las máquinas porque la mayor parte no cuenta con los recursos necesarios para soportar un sistema operativo más nuevo que Windows 98.
Compromiso con la ciudad
Implementar software libre en Mar del Plata tiene varias conveniencias. Desde el punto de vista político serviría para reforzar el concepto utilizado por el intendente Gustavo Pulti de “mejorar la calidad del gasto”. Pero también ayudaría a que la nueva gestión pueda decir que Mar del Plata, al igual que Rosario, es pionera en el avance tecnológico migrando sus sistemas a una nueva tecnología recomendada por Naciones Unidas y la Unión Europea. Desde el punto de vista jurídico los contribuyentes tendrían mayor seguridad informática, ya que el código abierto permite a cualquier técnico la lectura del programa y el monitoreo de posibles errores.
Hay que contarle algo a los desarrolladores de software local: no se alarmen, ustedes también pueden utilizar plataformas de software libre para ejecutar sus trabajos y seguir siendo proveedores de la municipalidad sin perder derechos de propiedad intelectual. Incluso, en caso de que no haya herramientas para ser aplicadas, la ordenanza indica que se debe continuar con el software privado.
Según dice Pulti, “es hora de mejorar”. La posibilidad está al alcance de la mano. En este caso hay material para mejorar y debe acompañarse con responsabilidad.
Fuente: Noticias y protagonistas
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