Ninguna empresa puede quedarse indiferente ante las perspectivas de que la competencia en su nicho pueda ser de otra índole totalmente diferente a la que llevaría a cabo otra empresa de carácter comercial. Este hecho supone una novedad tan importante en el mercado, que como ya se ha dicho, cambian los modelos de negocio.
Los seguidores del software libre a menudo lo defienden con el argumento de que debería ser un derecho para los usuarios el poder obtener y modificar el código fuente. Ciertamente, me resisto a creer que sea un “derecho natural”. Los derechos sobre las copias tienen suficiente legitimidad como para ser una forma de distribución y licencias válida. Este es un punto clave, por que si se considerase de manera general que el software libre es la manera correcta, y subrayo, la manera correcta, no ya únicamente mejor, de crear el software, los gobiernos estarían obligados a legislar hacia su implantación. Pero ambos modelos deben coexistir, porque forman parte del mismo ecosistema de software mucho más amplio.
El modelo comercial no supone la infracción de derechos de los clientes, ni el software libre es la solución a los problemas reales con los que se encuentra el desarrollo de la ingeniería de la informática. Un punto fundamental para la creación de riqueza en una economía capitalista es la defensa de la propiedad privada y, por extensión de esta, de los derechos intelectuales. Las empresas, o un particular tienen el derecho de ceder el fruto de su trabajo bajo el modelo de negocio que más le interese o le convenga. La obligación de un modelo u otro por la legislación supondría una merma en los derechos de propiedad de los individuos.
Veamos a modo de resumen qué representa el nuevo modelo de negocio visto desde el punto de vista que se presentaba en la introducción • La descripción de los clientes que tiene la empresa, los problemas que tienen y cómo es el mercado potencial.
Los clientes ahora van a disponer del código fuente del software. Seguirán requiriendo en la mayor parte de los casos servicios de mantenimiento, pero podrían independizarse en cualquier momento y auto-mantenerse. Los clientes verán como se multiplican los suministradores de servicios por la libertad del código.
La revolución al mundo del software ha llegado, mejor dicho, llegó, y está para quedarse. Pero esta revolución debe ser pacífica. El mercado debe decidir libremente qué opción le interesa más. A veces un producto comercial satisfacerá mejor las necesidades, y otras veces se valorará de mayor importancia la accesibilidad del código fuente.
A corto plazo, la dinamización del sector que se produce, vista como una competencia sana, logrará que las empresas comerciales bajen sus precios ante la presión de los nuevos competidores basados en el nuevo modelo de negocio. Es difícil saber que ocurrirá en el medio y largo plazo. En mi opinión, determinado sectores se orientarán a un modelo de negocio basado puramente en servicios. Las empresas consolidadas que ya han rentabilizado sus productos mediante el cobro de licencias podrán adaptarse a la nueva situación, reestructurando sus modos de trabajo, inversiones y organización. Pero puede ser preocupante la disminución en la investigación y desarrollo que se produzca en estos sectores, al disminuir los ingresos previstos por la innovación de ruptura que se lograría con la reinversión de los beneficios.
Sin duda el código abierto, o software libre, tiene una serie de ventajas frente al código propietario que lo hacen muy interesante como una opción para las administraciones públicas. Este campo es donde veo en un futuro cercano una mayor implantación de software libre a escala general.
Las iniciativas de compartir software y datos entre las administraciones europeas podrían ahorrar millones de euros a los contribuyentes. Los problemas resueltos en una administración podrían ser fácilmente extrapolables a la comunidad entera.
Otros sectores serán más inaccesibles al código abierto, generado de manera altruista.
Aquellos sectores que no tengan interés más que para un reducido número de gente, no sean capaces de crear una comunidad importante, y necesiten de una inversión en tiempo o recursos importante no verán crecer la competencia de código abierto. Estos nichos del mercado seguirán con pocas empresas, o una, ofreciendo un producto desarrollado que siempre irá por delante del software generado de código abierto, puesto que dispondrán de la experiencia para ello.
Y determinadas parcelas del mercado del software se verán en sana competencia con productos y servicios basados en software libre. Pero no olvidemos que las empresas que den servicios o valores añadidos sobre software libre, no pueden dejar de cumplir las reglas del mercado: ser rentables. Al final, además de las comunidades de desarrolladores que trabajan de manera desinteresada, también tendremos a empresas que intentan hacer negocio con los productos desarrollados.
La cuestión es: habrá en un futuro empresas creando el código abierto, o la gente que ahora se dedica de manera altruista a hacerlo seguirá haciéndolo. De alguna manera, la gente que no gana dinero creando este software es por que ya tiene otro medio de vida. Cuando grandes empresas se creen alrededor de este software, que no me cabe duda de que se seguirán creando ¿seguirá esta gente colaborando? ¿o en realidad se volverá en algún sentido al modelo comercial, pero sin el dinero de la venta de licencias?
Cualquier empresa de software existente debe plantearse como le afecta este nuevo modelo de negocio. Cualquier proyecto de compañía, debe averiguar cómo sacar el mayor rendimiento a este modelo de negocio. Existen empresas que desarrollan un modelo mixto, con productos comerciales sobre productos de código abierto, o viceversa. Si conseguimos unir lo mejor de ambos mundos, podremos obtener las ventajas competitivas de los dos. Pero esto sería merecedor de otro trabajo distinto.
Más información: Nuevos Modelos de Negocio basados en Software Libre
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