Con esta iniciativa, Google pretende incrementar el número de aplicaciones creadas por los propios usuarios. "El objetivo es permitir a la gente a convertirse en creadores, no sólo los consumidores", afirma Harold Abelson, un científico del Instituto de Tecnología de Massachusetts, quien está en año sabático en Google y dirigió el proyecto.
Es una prueba más de que Google está apostando por abrir su tecnología a todo tipo de desarrolladores. Su principal rival, Apple, tiene un enfoque más bien logrado en el desarrollo de aplicaciones para el iPhone, el software de control e investigación de los programas disponibles.
"Sólo podríamos hacer esto, porque la arquitectura de Android es muy abierta", dijo el señor Abelson.
Sencillo funcionamiento
La herramienta de aplicación Google para Android permite a las personas arrastrar y soltar los bloques de código. Esta información se muestra como imágenes gráficas que representan diferentes capacidades de teléfono inteligente. Éstas se colocan como si se tratara de Legos. El resultado es una aplicación en el teléfono inteligente de esa persona.
Los primeros frutos del programa ya han aparecido: un estudiante creó un programa para informar a una lista selecta de amigos, con un mensaje de texto corto, dónde se encontraba cada 15 minutos. El programa fue creado por poner tres bloques de código gráfico juntos: un bloque mostró sensor del teléfono ubicación y otra mostró un reloj (que se puso a intervalos de 15 minutos), y el tercero vinculado a una base de datos simple en un sitio Web, la lista de las seleccionadas amigos.
Un estudiante de la Universidad de San Francisco, por su parte, desarrolló un programa que responde automáticamente a los mensajes de texto cuando está conduciendo. "Por favor no me mandes mensajes de texto," versa el texto. "Estoy conduciendo".
La herramienta de Google sólo funciona para los teléfonos con software Android. Además, es necesario el registro de una cuenta de Gmail. La herramienta está basada en la Web, a excepción de un pequeño software que descarga automáticamente.
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Fuente: El Economista
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