El software libre ofrece una gama de sistemas operativos y programas sin costo. Por ejemplo, está Gimp como alternativa gratuita a Photoshop, Open Office para reemplazar a Microsoft Office, etc. Como caballo de batalla, el software libre cuenta con los sistemas operativos Gnu/Linux, los que además de correr en computadores normales son utilizados en poderosas máquinas como el Colisionador de Hadrones.
LIBERTAD Y CÓDIGO ABIERTO
“Tú puedes encontrar software de pago siendo libre, pero en la generalidad de los casos no se cobra licencia. La unidad de negocio del software libre son los servicios. En Microsoft gastas la mitad por instalación, configuración y servicios, y la otra (o más) en licencias”, ilustra Alejandro Scheihing, quien se ha especializado en la implementación de software libre en el ámbito empresarial.
Otra de sus características clave es el código abierto. En pocas palabras: Un programa consiste en una secuencia de instrucciones llamada código, escrita en un lenguaje que permite al humano comunicarse con la máquina, la cual compila estos datos a su propio idioma.
Este código puede ser abierto, si es de libre acceso, o cerrado cuando no puede alterarse ni compartirse. “Linux entrega la fuente”, comenta Alejandro. “Sabes lo que hace la aplicación y lo que no hace. Si tú quieres agregar o cambiar alguna función específica y relevante para tu organización o para uso personal, en el software privativo no puedes, porque lo único que tienes son los ejecutables (programa listo para “hacer click” y ser usado)”.
VENTAJAS DEL SOFTWARE LIBRE
Werner Westermann, trabaja en un proyecto llamado Educalibre, el cual intenta llevar el software libre a las escuelas. Este experto en el tema enumera un grupo de ventajas que tendría al usarlo en el sector público y privado:
Industria local: “Permite personalizar los programas hasta que cubran exactamente nuestra necesidad, a costos más competitivos”, explica Westermann. Esto facilita que los programas se adapten a las necesidades regionales.
Innovación tecnológica: “El modelo del software libre, que comparte la información y el trabajo es similar al que tradicionalmente se ha usado en el mundo académico y científico, sobre el que la humanidad ha innovado y avanzado”, recalca el experto. “Las licencias de software, la propiedad intelectual y otras herramientas legales y técnicas se utilizan para impedir que terceros participen en ese conocimiento. La innovación pertenece a una empresa, mientras que en el software libre (de forma muy similar al dominio público), el conocimiento pertenece a la humanidad”.
Costo: Como además es gratis, Westermann considera que ello significa un importante alivio para el gasto público. “Se deben buscar las soluciones mejores en relación costo-beneficio”, comenta. “Otra ventaja son los requisitos de hardware. En Linux son inferiores que Windows, su principal competidor en el mundo del software de propiedad”.
Independencia del proveedor: Cualquier empresa o profesional, con los conocimientos adecuados, puede seguir ofreciendo desarrollo o servicios para una aplicación de software libre. Ello no sucede cuando una sola empresa maneja el código fuente. “El cliente queda atado a él para nuevas versiones y, en general, para cualquier mejora que necesite”.
Datos personales, privacidad y seguridad: Se podría creer que el hecho de disponer del código haga más simple los ataques o virus. “Por su carácter abierto, dificulta la introducción de código malicioso, espía o de control remoto, debido a que el código lo revisan muchos usuarios que pueden detectar posibles puertas traseras”. Esta sería una de las mayores razones por las cuales algunos se cambian al software libre. Además, el código abierto permite solucionar errores de seguridad sin depender de un proveedor externo, “con quien no se deberían comprometer aspectos de la seguridad nacional y el almacenamiento de datos críticos del Gobierno”.
¿POR QUÉ USAMOS SOFTWARE DE PAGO?
“El software privativo crea la ilusión de que la tecnología funciona por arte de magia. Busca generar dependencia, que los usuarios sean consumidores más que prosumidores. Así, innovar complica mucho a los usuarios, que no están dispuestos porque el cambio al software libre los lleva a aprender y no depender”, destaca Westermann.
Esta no es la única opinión al respecto. “Detrás de un software de pago existe una empresa que respalda estos productos, ofrece servicios de soporte y también entrega garantías”, explica Rodrigo Rojas, abogado asesor de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información. “Generalmente con software de pago, uno tiene derecho a obtener nuevas versiones gratuitas, conocidas como actualizaciones”.
“El software de pago ofrece al usuario garantías que el software libre no puede entregar. Si tengo un problema, alguien va a responder, en cambio tratándose de software libre, no es claro a quién reclamar. Estas condiciones, desde luego, no son aplicables a todos los software libres, ya que algunos están muy estabilizados”, comenta Rojas.
Werner no concuerda con esta opinión. “Puedes mandar cientos de cartas a Microsoft si tienes un problema y es muy difícil que la vayan a solucionar porque serás un granito dentro de su superestructura comercial. En cambio en la comunidad de desarrollo de software se van resolviendo los problemas rápidamente, porque existe un conjunto enorme de personas solucionandolos”.
CHILE NO HA HECHO EL CAMBIO
Otros países de la región como Ecuador, Venezuela, Argentina y Brasil ya cuentan con una administración pública orientada al software libre. “En Europa es vox populi, Dinamarca, Francia, España, Rusia”, observa Scheihing. Según Werner este tipo de software “se usa bastante en el Estado y las administraciones públicas. En ese sentido no puede ser ignorancia la razón de por qué no se toma en consideración. El Estado de Chile insiste en no tener una postura frente al desarrollo tecnológico y que sean las necesidades de la demanda las que definan las soluciones”. Considera que este vacío lo llena la demanda de productos extranjeros, dejando de lado el desarrollo de software aquí en Chile.
“Te dicen que para saber computación debes conocer Excel, Word, Powerpoint, y lo que en realidad necesitas saber es una planilla de cálculo, un procesador de texto y un presentador de diapositivas”, comenta Gerardo Seguel Figueroa, especialista en implantación de software libre para la educación superior. “Así la gente piensa en una marca y no en un servicio. Pero cuando te dan una licencia de conducir, no te dan una licencia para conducir un Fiat 600”.
“La industria del software comercial estaría creando un estado de dependencia en las administraciones públicas que hace muy caro migrar a Gnu/Linux, aunque a la larga sea lo más beneficioso”, expresa Werner, quien ejemplifica con el caso del programa Yo Elijo Mi PC (que distribuye computadores a niños de escala social baja con excelencia académica). Este programa les permitía elegir el sistema operativo entre Windows y Gnu/Linux. “En el 2008, el 11% de los niños eligieron Linux. El 2009 la cifra aumentó a 15%, y en una región incluso a 30%. Sin embargo, el marco de licitación para 2010 establecía que los oferentes sólo podían disponer del sistema operativo Windows 7, y que las licencias del sistema operativo serían canceladas por la JUNAEB, entidad estatal”.
Las licencias son lo que el software de pago exige de remuneración para que su uso sea legal. Werner estima que “si cada licencia costó $10.000, mucho menos de lo que en verdad valen, estamos hablando de un gasto de $600.000.000”, pero lo peor para él más allá del costo es que a los niños se les quitó el derecho a elegir qué software vendría en sus computadores.
“Ser libre tiene su costo, pero a la larga es lo mejor para todos”, estima Westermann. “Hay soluciones como el caso de Ubuntu que son más fáciles de aprender, algo que hace 10 años era difícil, pues el software libre era patrimonio de geeks y científicos”.
¿POR QUÉ INSISTIMOS EN LA PIRATERÍA?
“Las personas perciben que no hay mucho riesgo ante este delito”, observa Rojas. “Y usan el argumento de que el software original es caro”. Opina que se debe difundir el hecho de que las copias ilegales están penadas por la ley y perjudican a terceros. “Las personas tienden a creer que siempre se trata de grandes empresas multinacionales a las que no se perjudica, lo que obviamente también es un error”.
“Hay poca información”, sostiene Werner. “Un gran porcentaje de nuestras empresas son pequeñas y están preocupadas por la producción y el problema financiero. Si te fijas el 90% de los software son pirateados. No creo que nuestro país sea una sumatoria de gente sinvergüenza, sino que falta información, que las personas conozcan más el mundo del software libre”.
Más información sobre EducaLibre http://educalibre.cl/
Fuente: La Nación (Chile)
- Visto: 736