Todas ellas forman parte de los "aromas" de Linux más buscados por los internautas y linuxeros, tal y como demuestra ese particular índice que día a día se actualiza en Distrowatch y que permite conocer las distribuciones "más calientes". De todas ellas sobresale, cómo no, Ubuntu, la más seguida, amada y odiada, y que ha alcanzado una cota de éxito y una relevancia que es vista por muchos como peligrosa para el resto de distribuciones. Los esfuerzos de Ubuntu y de su comunidad a la hora de situarla como la referencia única de este mercado son destacables, pero mucho me temo que nunca llegarán a buen puerto. Uno de los principios del software libre es capacidad de elección y la cantidad de ofertas disponibles que existen en todas las ramificaciones de este mundo software. Si a uno no le gusta Amarok, que use Banshee, por ejemplo. Si no le gusta GNOME, que use KDE o XFCE. Si no le gusta Ubuntu, tiene cientos (literalmente) de distribuciones que se pueden ajustar a sus necesidades.
Esa gran variedad es en sí misma uno de los pilares del mundo Linux, que tiene de todo y para todos, y nosotros hemos querido recoger una pequeña (pero representativa) muestra de ese gran catálogo para tratar de analizar la evolución de Linux durante los últimos meses.
Muchos cambios se han sucedido en ese tiempo, y todos ellos han repercutido en la apuesta de las distintas distribuciones, tal y como hemos ido comprobando en los análisis independientes que completan este especial acerca de Linux.
La batalla de los entornos de escritorio
Una de las características diferenciadoras de todas las distribuciones analizadas ha sido la apuesta por los entornos de escritorio de última generación. Con la excepción de una Mandriva curiosamente conservadora, tanto Ubuntu como openSUSE o Fedora han integrado KDE 4 como opción de serie durante la instalación, algo que demuestra que los largos meses de espera para ver las virtudes de componentes como Plasma han valido la pena. Las primeras versiones de KDE 4 no han tenido una acogida notable, pero todo ha cambiado a partir de la edición 4.0.3 que ya es estándar en estas distribuciones y que de hecho se puede actualizar casi de inmediato a la recién aparecida KDE 4.0.4 gracias a los gestores de paquetes. Mandriva sigue apostando por la veterana versión KDE 3.5.9, pero igualmente es posible instalar a posteriori su sucesora gracias a los repositorios, que están esperando a que aprovechemos su amplio catálogo de paquetes. KDE 4 sigue estando aún algo verde en nuestra opinión, pero la propuesta visual y funcional de esta nueva versión es excepcional, con una arquitectura interna que aprovecha de lleno las facilidades de Qt 4 y que integra componentes destacables en el apartado gráfico (Plasma es sin duda el corazón de su poderosa interfaz) y en las funcionalidades internas, como demuestran el nuevo explorador de ficheros, Dolphin, o las APIS dedicadas a distintos aspectos (Phonon para multimedia, Solid para gestión hardware o Strigi para su potente motor de búsqueda).
Lo mismo ha ocurrido con GNOME 2.22, la última edición de este popular entorno de escritorio que apareció en marzo de 2008, justo a tiempo para ser integrado de forma estable en todas las distribuciones "primaverales" que han ido apareciendo en las últimas semanas, y que seguirán apareciendo antes del verano. Las novedades de GNOME 2.22 son muchas y muy importantes, y aparte de pequeñas curiosidades como las que representan la presencia de Cheese o el reloj internacional (dos ejemplos de mejoras en apartados software), lo cierto es que las mejoras internas son mucho más importantes que las de otras versiones anteriores de GNOME. Hemos destacado en varios análisis el excelente comportamiento de GVFS, un sistema de ficheros virtual que en esencia permite acceder a todo tipo de recursos remotos como si trabajásemos con directorios y carpetas de nuestro sistema de ficheros local. No menos importante es la inclusión de PolicyKit, una nueva plataforma de gestión de privilegios con una granularidad y posibilidades de control sencillamente espectaculares, y que deja al sistema UAC de Windows Vista como una pobre y burda implementación de los mecanismos de protección de escalada de privilegios.
Ambos entornos vuelven a confirmar que el estado de salud de estas distribuciones es sencillamente prodigioso: las interfaces de usuario no tienen nada que envidiar (más bien al contrario) a las propuestas de Windows Vista o Mac OS X, y no renuncian a tomar prestadas ideas de sus rivales (KDE 4 lo hace a menudo de Mac OS X) ni a aportar mejoras de cosecha propia. Y por si esto fuera poco, los linuxeros podemos seguir presumiendo de contar con un gestor de ventanas de composición que es la envidia del resto de sistemas operativos: Compiz Fusion sigue maravillando y ya es una opción nativa en todas las distribuciones, aunque eso sí, por el momento depende de la instalación de los controladores propietarios de NVIDIA y ATI que permiten acceder a las prestaciones 3D de esas tarjetas gráficas, algo que no agrada a los puristas del software libre. La mayoría de los usuarios tienen una actitud menos radical en este apartado, y prefieren no renunciar a las ventajas visuales y de usabilidad de Compiz Fusion a la espera de que algún día tanto el proyecto Nouveau como los controladores libres para tarjetas gráficas ATI Radeon (AMD liberó las especificaciones hace meses) ofrezcan las mismas prestaciones que las ofertas propietarias.
Las sombras ya no lo son tanto
Hay dos apartados que generalmente se le cuestionan a las distribuciones Linux: la compatibilidad hardware, y el soporte nativo de códecs multimedia. Tanto en uno como en otro caso (más tarde hablaremos de ese soporte de códecs) existen desde hace tiempo soluciones casi definitivas, aunque la propia filosofía de las distribuciones Linux imponga limitaciones en esos casos. Los controladores hardware que permiten que todos los dispositivos de nuestro PC o portátil puedan ser reconocidos y aprovechados son un factor esencial para la entrada de Linux en el escritorio, y aunque se ha avanzado un gran trecho en este sentido, sigue habiendo carencias. Estas no son responsabilidad directa de los desarrolladores de Linux, sino de la mayoría de los fabricantes, que no se esfuerzan lo más mínimo en que sus propuestas hardware sean compatibles con Linux. Afortunadamente hoy en día existen formas de hacer funcionar prácticamente cualquier dispositivo y tecnología hardware bajo Linux, aunque en unos casos será más difícil lograrlo que en otros. Sin embargo, los controladores más importantes (gráficos, sonido, ahorro de energía de procesadores, sistemas de almacenamiento, y conectividad a redes Ethernet o inalámbricas) están cubiertos en la inmensa mayoría de las situaciones, de modo que bastará con dejar que los procesos de instalación de las distribuciones hagan su trabajo para disponer de un sistema totalmente funcional.
Precisamente en el apartado del soporte de tarjetas gráficas nos encontramos con una situación algo compleja: a pesar de que hay proyectos para el desarrollo de controladores libres tanto para GPUs de NVIDIA como de AMD/ATI, la situación actual obliga a que quienes quieran sacar el máximo partido de estas tarjetas deberán, por el momento, ceñirse a los términos de uso de los controladores propietarios que ambas empresas ofrecen a los usuarios de Linux. Los propios responsables de las distribuciones Linux comprendieron la situación hace meses, y aunque al principio no ofrecían demasiadas ayudas para la instalación de drivers propietarios para tarjetas gráficas, ahora la situación ha cambiado. En esto hay que destacar especialmente a Ubuntu, cuyo gestor de controladores restringidos ofrece una forma realmente fácil de instalar (o no) los controladores adecuados tanto para el apartado gráfico como para los chips de conectividad WiFi integrados en muchos portátiles. Los usuarios normalmente quieren aprovechar toda la potencia de sus equipos, así que como mencionábamos anteriormente, valoran positivamente esa opción renunciando a ese concepto de sistema totalmente libre para poder trabajar y disfrutar de Linux en toda su extensión, algo que no sería posible en otro caso.
Lo que es válido para los controladores hardware también lo es para el soporte de formatos multimedia. La concepción de estas distribuciones hace que las licencias de uso de formatos propietarios no se acepten de serie en estas distribuciones, aunque en algunos casos tengamos soporte nativo de ciertos tipos de ficheros. Sin embargo en otros será inicialmente imposible reproducir una simple canción MP3, ya que la distribución no "reconoce" de serie un formato para el que no dispone del códec adecuado. Sin embargo, todas ellas ya han integrado mecanismos para poder descargar esos códecs multimedia a través de los repositorios, o bien mediante soluciones como Codeina, una aplicación especial de Mandriva que es excepcionalmente eficiente en este apartado y que realmente hay que destacar. La instalación de paquetes y soluciones multimedia es una característica integral de estas distribuciones, y aunque los responsables de las mismas prefieren "curarse en salud" a la hora de no integrar, por ejemplo, la reproducción nativa de DVDs, esta y otras opciones son fácilmente accesibles siguiendo las guías y documentación que esos mismos responsables ponen a disposición de los usuarios en sus sitios web.
¿Es mejor ser conservador o arriesgar?
Uno de los aspectos que más nos han sorprendido en nuestro análisis de estas cuatro distribuciones es el hecho de que en la mayoría de ellas se ha optado por arriesgar e incluir paquetes y componentes de última generación, en lugar de esperar a que dichos elementos maduren un poco más. KDE 4 es el ejemplo perfecto de ese hecho, pero también ocurre lo mismo con la integración de aplicaciones como Firefox 3, que aún está en fase beta de su desarrollo (aunque sabemos que ya está disponible la Release Candidate de este navegador que será estable definitivamente en junio). La apuesta por la innovación es especialmente destacada en Fedora 9, una distribución a la que le viene al pelo ese calificativo inglés de "bleeding edge". La distribución de la comunidad de Red Hat es la más arriesgada en su elección de componentes.
Tanto es así que pueden haber cometido un error fatal con uno realmente importante, el servidor gráfico, X Server 1.5, que es parte integrante de X.Org 7.4 y que no ha sido incluido en el resto de las distribuciones. El problema con dicho servidor reside en el hecho de que su arquitectura es tan novedosa que los usuarios de NVIDIA no podrán activar de ninguna forma las prestaciones 3D de sus tarjetas, ni siquiera a través de los controladores propietarios de la propia NVIDIA, que aún no contemplan dichas características. Nosotros mismos sufrimos esa incompatibilidad, algo que resta puntos a la distribución pero que pronto representará una ventaja, y no un obstáculo para su uso. Los beneficios de X Server 1.5 son muchos, y Fedora puede haber hecho muy bien los deberes al apostar por dicho componente.
En el otro lado de la balanza nos encontramos con Mandriva, una distribución muy conservadora y que de hecho sigue apostando por KDE 3.5.9 como principal aval en el terreno de los entornos de escritorio. No es el único componente veterano de la distribución, ya que también ha sido la única en incluir de serie Firefox 2.0.0.14 (y no una beta de Firefox 3) como navegador de Internet por defecto, algo que sin duda marca el carácter de esta versión 2008.1 de Mandriva que sin embargo ha sabido compensar esa apuesta conservadora con la inclusión de otras características muy interesantes.
Conclusiones
No queremos extendernos más en esta presentación a las protagonistas de nuestro especial, cuatro distribuciones que marcan la evolución de Linux en los últimos meses y que sin duda ofrecen una visión muy aproximada de lo que podremos ver en próximas ediciones. KDE 4 se asienta como entorno de escritorio por defecto de muchas de nuestras protagonistas, pero por encima de esa apuesta está la mejora de usabilidad, la riqueza visual y, como siempre, la amplia gama de opciones que sigue ofreciendo el mundo Linux, una ventaja demasiado importante para que la ignoremos.
Fedora 9, apuesta de renovación
Fedora 9 es una distribución en la que encontrarás lo último de lo último, pero a un precio: puede que la estabilidad o compatibilidad de algunos componentes no sea la esperada, y eso se nota en la usabilidad final.
Mandriva 2008.1, sobresaliente
Todo en Mandriva está pensado para que el usuario final no tenga que complicarse la vida. La detección hardware es sobresaliente, y las herramientas gráficas como DrakConf o RPMDrake son una muestra de su potencia.
A pesar de tratarse de una beta previa, lo cierto es que openSUSE 11.0 será sin duda una de las mejores ediciones de una distribución que ha recuperado su antiguo encanto, gracias en gran parte a la excelente integración de KDE 4.
Teniendo en cuenta que se trata de una versión LTS (Long Term Support)
de Ubuntu, esperábamos que esta edición fuese más robusta. Las mejoras y
novedades son importantes, pero también lo son los fallos y carencias de
esta edición.
Fuente: Computer