Aunque es muy común confundir Unix y Linux -incluso a veces se los considera sistemas equivalentes o sinónimos- en realidad son muy diferentes entre sí. Sin ir más lejos, Unix es un software sujeto a derechos de autor que utilizan empresas como IBM, Solaris o HP, entre otras y Linux es uno de los estandartes del software libre. En este artículo veremos las principales diferencias entre Unix y Linux.
El sistema operativo Unix fue desarrollado en la década de 1970 en los Laboratorios Bell, propiedad de AT&T y General Electric, en Estados Unidos. Se diseñó principalmente para emplearse en grandes sistemas de servidores, en ordenadores centrales (mainframes) y en otros sistemas informáticos de alta potencia de multinacionales e instituciones de todo el mundo.
Como Unix no es un programa gratuito, no se puede modificar y, por lo tanto, el proceso de instalación es mucho más difícil que el de Linux porque requiere un hardware especial que sólo funciona en máquinas muy específicas. Es, en líneas generales, mucho menos compatible que su equivalente de código abierto.
Unix acepta un conjunto de sistemas de ficheros bastante amplio (ZFS, JS, HFX, GPS, XFS, VXFS) pero, comparativamente, hay menos distribuciones que en Linux. Las principales versiones de este sistema operativo son: AIS de IBM, BSD, HP - UX, Solaris e Iris.
En 1990 el ingeniero de software finlandés Linus Torvalds creó el kernel de Linux basado en Unix, aunque el sistema operativo completo con licencia GNU GPL también lleva el apellido de Richard Stallman, uno de los padres del software libre. Actualmente, cuenta con una extensa comunidad de desarrolladores en todo el mundo que trabajan voluntariamente para mejorar el sistema.
Fue desarrollado principalmente para PCs y ordenadores portátiles, pero, debido a su popularidad, comenzó a distribuirse también en smartphones, servidores y otros dispositivos de alta gama.
Linux es solo el nombre del núcleo informático; son la interfaz gráfica y las aplicaciones relacionadas lo que lo convierten en un sistema operativo completo. Es compatible con la mayoría de hardware actual y puede ser instalado y ejecutado en prácticamente todas las CPUs. Además, al ser un sistema de código abierto, su código fuente está disponible para todos los interesados. Esto representa una de las principales diferencias entre Unix y Linux: se puede leer, modificar y ejecutar, pero no vender porque está protegido con la licencia GNU GPL.
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