Sony presumía que su consola era tan potente y tenía las mismas posibilidades que un ordenador, y para demostrarlo incluyó y promocionó una funcionalidad que nos permitía instalar una distro Linux en la consola. Sólo teníamos que conectar un teclado y ratón en sus puertos USB y en teoría no necesitaríamos un ordenador.,
Esa era una idea muy atractiva para mucha gente, desde entusiastas que querían meter Linux hasta en la sopa hasta gente que no quería gastarse el dinero en un PC normal o jóvenes que querían convencer a sus padres de que se la comprasen porque iba a servir para “estudiar”.
La idea no consiguió el éxito que Sony esperaba: pocas distros Linux fueron adaptadas a las necesidades del procesador Cell, que usaba una arquitectura PowerPC en vez de la x86 prevalente en el sector PC. Yellow Dog Linux fue la única opción real.
Además, o tal vez por esto, poca gente realmente acabó ni siquiera probando la funcionalidad, porque las palabras “Linux” y “instalar” llevaron a muchos a pensar que iban a perder el sistema de la PS3. Pero aunque esta idea no fuese la más exitosa de PS3, sí que hubo una porción de usuarios que probó a instalar Yellow Dog Linux y que lo usaban a diario.
La caja de Pandora de la piratería
Sin embargo, lo que Sony no sabía es que al permitir esta funcionalidad, había abierto la caja de Pandora de la piratería. Algunos hackers se dieron cuenta de que, si eran capaces de aprovechar Linux para saltarse la seguridad integrada del sistema operativo de la Playstation 3, podrían ser capaces de ejecutar juegos sin necesidad de comprobar que estuviesen firmados oficialmente por Sony.
Finalmente fue el hacker George Hotz, alias geohot, que anteriormente había conseguido hacer jailbreak al iPhone, el que consiguió acceso de escritura y lectura en la memoria de la PS3. A partir de este descubrimiento, grupos como fail0overflow consiguieron las claves de cifrado, abriendo la puerta a juegos piratas. Sólo funcionaban con una versión del firmware de PS3, pero ya era algo. La reacción de Sony fue tremenda. Es normal, si no tapaba inmediatamente el agujero de seguridad todo el duro trabajo de hacer la PS3 una máquina “impirateable” se iba por la borda. La compañía no quería una repetición de la piratería rampante en Playstation y Playstation 2, así que cortó por lo sano y en un actualización de firmware de marzo de 2010 eliminó la funcionalidad de instalación de Linux, oficialmente por “cuestiones de seguridad”. Las consecuencias de Linux en Playstation 3 Hoy, seis años después, Sony tendrá que pagar las consecuencias de este acto. Al eliminar la posibilidad de instalar Linux, Sony podría haber incurrido en publicidad engañosa, ya que era una funcionalidad que anunció.
Aunque Sony no será declarada culpable de nada, sí que ha llegado a un acuerdo extra-judicial con los abogados del caso para pagar “millones de dólares” a los usuarios afectados por el cambio. No se sabe aún de cuánto dinero estamos hablando, ya que depende mucho de la cantidad de jugadores que finalmente sean elegibles para el acuerdo.
Para empezar, el acuerdo sólo afecta a usuarios de EEUU, pero aún así Sony probablemente tenga que pagar una cantidad que rondará los 55 dólares a unos 10 millones de personas. Para acogerse al acuerdo, el usuario tendrá que firmar bajo juramento que compró la consola e instaló Linux en ella, y proveer alguna prueba de que realmente lo hizo.
La prueba de compra debería ser algo sencillo, pero no está claro cómo nadie puede probar que instaló Linux en su consola. Si no tienes estas pruebas, puedes optar por recibir una cantidad de 9 dólares si firmas una declaración de que en el momento de comprar la PS3 sabías que podías instalar Linux. Los mayores ganadores son, cómo no, los abogados que llevaron el caso, que se llevarán 2.25 millones de dólares por las molestias.
Más información: http://www.omicrono.com/2016/06/linux-en-playstation-3-sony/
- Visto: 827