Es posible que recordéis que hace un par de meses publicamos un artículo sobre la beta de Deepin 20, algo que no solemos hacer -informar con detalle sobre versiones en desarrollo- para no incentivar su instalación por todo lo que ello conlleva, especialmente para los usuarios menos experimentados. De vez en cuando hacemos la excepción, si las novedades son tan llamativas como para ignorarlas. Ese fue el caso de Deepin 20, y el rediseño de la distro, conocida por ofrecer un apartado visual siempre deslumbrante, da un salto hacia adelante importante.
Apuntaba en ese artículo a que Deepin 20 será su versión más redonda hasta la fecha, entre otras cosas, por el nuevo diseño redondeado de las ventanas. Es lo que más destaca, pero no es lo único: el estilo visual de Deepin está cuidado hasta el más mínimo detalle, que se suele decir. Lo podéis comprobar echándole un vistazo al vídeo que acompañaba el texto. Con todo, si hablamos de ventanas redondeadas y pulcritud blanca al extremo, otro referente en este sentido lo tenemos en Zorin OS 15.
Pero el tema de hoy es macOS Big Sur y su impresionante parecido con la todavía en desarrollo Deepin 20. Sobre esto tampoco caben dudas, aun cuando es evidente que el cambio en el sistema de escritorio de Apple no viene dado por lo que se hace en Linux, sino por lo que se hace en iOS. No obstante, se trata de un cambio relevante para macOS, que puede que un día luciera increíble, pero el tiempo ha pasado sin misericordia y a día resulta -o me resulta- un tanto obsoleto: Windows 10 y muchas distribuciones Linux gozan de un aspecto más fresco y elegante.
En serio: aunque la estética no da de comer, o lo que es lo mismo, aunque una gran estética no supone una gran funcionalidad, la fama que tenía macOS antaño por ofrecer el mejor diseño visual se ha quedado allí, en el pasado. E incluso con el refresco que trae macOS Big Sur, que lo trae, me atrevería a decir que no llega al nivel de lo que está haciendo Deepin, cuyas líneas de diseño son por lo general algo más sencillas, pero cuya consistencia es notable. Por no mencionar que muchos de los elementos del escritorio Deepin se muestran también más modernos que sus equivalentes en macOS, véase el centro de software como ejemplo. Es cierto que todas las aseveraciones que he hecho se basan en las cuatro o cinco capturas de pantalla que he visto de Big Sur, pero también en todo lo que trajeron las anteriores versiones del sistema, de Sierra a Catalina, que me instalé en virtual y que llevo actualizando desde hace meses precisamente para hablar de estas cosas con un mínimo de propiedad. Y, sinceramente, mi sensación es que Deepin va por delante de macOS en lo que a diseño se refiere.
La principal diferencia a nivel de estructura del escritorio entre Deepin y macOS es que la primera prescinde del panel superior, cuya utilidad sin un menú global que lo complemente es más bien poca. Esta es una de las dudas que me ha generado desde sus inicios el diseño de GNOME 3: ¿para qué sirve esa barra ahí arriba? No tiene sentido práctico, cuando disposiciones clásicas como las de Windows, KDE, Cinnamon, etc., ofrecen la misma funcionalidad en casi el mismo espacio. Pero este es otro tema y no me quería desviar.
Otra diferencia bastante visible de Deepin 20 con respecto a macOS es el nuevo lanzador de aplicaciones, que inexplicablemente se aleja del paradigma y comodidad del dock de Apple para ofrecer dos disposiciones: una al estilo de Windows y otra… al de Chrome OS. Tampoco se entiende, la verdad.
También sale Docker, sí, pues la intención de Apple es la de promocionar su sistema entre los desarrolladores, similar a como hace Microsoft con WSL, pero de manera un poco más comedida. Pero, ¿es curioso o no? Podían estar un poco más actualizados y haber instalado Debian 10 para la captura, pero nos conformamos y aceptamos barco.
Fuente : muylinux
- Visto: 1264