La preocupación que despertó entre autoridades políticas y de empresas tecnológicas el auge de Chat GPT y sus potenciales peligros para la sociedad puso en debate el uso de la inteligencia artificial (IA). La inteligencia artificial se ha convertido en una tecnología que cada vez cumple más funciones en la sociedad actual. En el campo de la cultura, traductores automáticos y sistemas de reconocimiento de voz ayudan a mantener conversaciones en otros idiomas, y se perfeccionan solos con su uso. Sin embargo, a medida que la IA se vuelve más avanzada, también surgen preocupaciones sobre sus posibles consecuencias en la libertad de la gente.
Impacto de la IA en el campo de la traducción
Para el sector cultural, la aparición de la traducción automática tuvo un impacto muy fuerte. En un planeta más interconectado, despertó la ilusión de poder cambiar la vida de las personas con una idea sencilla pero revolucionaria: comunicarse con facilidad y sin intermediarios en idiomas muy distintos a los que conocen. Pronto surgieron también riesgos que pusieron en debate el uso de la IA en el campo lingüístico.
Sustitución del trabajo humano
Uno de los mayores peligros de la IA con la traducción automática es su potencial para reemplazar trabajos que antes eran realizados por personas. La automatización ya ha reemplazado muchos trabajos en la industria manufacturera y se espera que tenga un impacto similar en otros campos, como el servicio de atención al cliente y los servicios de traducción y de interpretación. Visite este sitio web, si quisiera conocer más información al respecto.
Los que apoyan el uso de la tecnología en la traducción dicen que la IA puede ser muy útil para resolver comunicaciones sencillas como pedir por una dirección en el extranjero o realizar traducciones repetitivas, como las de documentos legales o técnicos. La IA también puede ayudar a los traductores humanos a trabajar de manera más eficiente y precisa, permitiéndoles concentrarse en tareas más complejas y creativas.
Sin embargo, los analistas menos entusiastas sostienen que, a medida que los robots y los algoritmos de IA se vuelven más sofisticados, es posible que sean capaces de realizar tareas que antes se consideraban exclusivamente humanas. Esto podría tener graves consecuencias para las personas que dedican sus vidas a estos trabajos. Los traductores e intérpretes profesionales estarían expuestos a avances tecnológicos que son más económicos que sus servicios y cada vez más precisos en sus resultados.
Sesgo en las traducciones
Otro peligro potencial de la IA es su capacidad para perpetuar y ampliar el sesgo y la discriminación que ya existe en la sociedad. La IA está diseñada para tomar decisiones basadas en datos y patrones que seres humanos determinan previamente. Si esos datos están sesgados o incompletos, la IA puede tomar también decisiones discriminatorias.
Por ejemplo, si un algoritmo en traducción automática se entrena con datos que están sesgados hacia ciertos grupos étnicos o géneros, es probable que perpetúe esos sesgos en sus decisiones. ¿Quién decide qué idioma debe aparecer en un traductor automático y de qué forma debe hacerlo?
Riesgos para la privacidad de datos
La traducción automática también plantea preocupaciones sobre las políticas de privacidad. La IA puede recopilar grandes cantidades de datos sobre las personas, lo que podría utilizarse para fines malintencionados, como el espionaje, el chantaje y la manipulación. Por ejemplo, un sistema de IA utilizado en traductores automáticos podría recopilar información personal y utilizarla para generar publicidad personalizada o para influir en las opiniones políticas.