Microsoft tira la toalla y desiste en el desarrollo de sus propias tecnologías base, incluyendo el motor de renderizado EdgeHTML de Microsoft Edge, heredero del Trident de Internet Explorer; o el motor JavaScript ChakraCore, que la compañía liberó y amplió a la multiplataforma recientemente. Los reemplazará por Blink y V8 respectivamente, o lo que es lo mismo, por Chromium. Chromium (solo disponible de manera corriente como aplicación independiente en Linux) es el navegador web de código abierto sobre el que Google construye Chrome, al igual que hacen compañías como Opera, Vivaldi, Brave y a partir de ahora Microsoft. Y no solo eso: Chromium es también parte de la base de frameworks como Electron, gracias al cual las aplicaciones multiplataforma han vuelto a florecer. Sin ir más lejos, aplicaciones actuales de Microsoft como Skype o Visual Studio Code están hechas con Electron.
En la forma de Chrome, Chromium se ha impuesto como la plataforma web de referencia, la que más ha ayudado a evolucionar Internet en la última década y la que domina el mercado tanto en el segmento de PC como en el móvil. Así, se podría decir que Microsoft apuesta a caballo ganador y bien conocido. Lo cual no significa que Microsoft Edge como tal vaya a desaparecer.
Tenemos la intención de adoptar el proyecto de código abierto Chromium en el desarrollo de Microsoft Edge en el escritorio para crear una mejor compatibilidad web para nuestros clientes y una menor fragmentación de la Web para todos los desarrolladores, anuncia Joe Belfiore, vicepresidente corporativo de Windows. Tenemos la intención de convertirnos en un colaborador importante del proyecto Chromium, de manera que no solo Microsoft Edge, también otros navegadores, mejoren tanto en PC como en otros dispositivos, añade.
La estrategia, pues, está clara: al estilo de Opera o Vivaldi, pero con muchos más medios y poder para influir en un proyecto de código abierto al que contribuyen muchas partes, pero que en última instancia está gobernado y desarrollado principalmente por Google, Microsoft implementará su propia interfaz y funciones sobre Chromium, sumándose al desarrollo del mismo. Según cuentan, lo harán de manera que no afecte al usuario de Microsoft Edge, que no debería notar la transición.
Las primeras versiones en abierto del nuevo Microsoft Edge basado en Chromium aparecerán a principios de 2019 y se actualizarán para todas las versiones con soporte de Windows. Además, estará desarrollado en abierto, lo cual ya no está tan claro qué significa. ¿Será el nuevo Microsoft Edge cien por cien código abierto? Ninguno de los derivados más conocidos de Chromium lo es. Dicen esperar que este trabajo nos permita llevar a Microsoft Edge a otras plataformas como macOS.
¿También a Linux? Nada se lo impide. Si terminan ofreciendo un buen navegador habrá gente que lo use, y si además lo hacen cien por cien de código abierto se situarán por delante de la mayoría de la competencia. Pero ni traer Microsoft Edge a Linux parece una prioridad, ni Linux está falto de alternativas. De hecho, los mejores navegadores web del mercado ya dan soporte a Linux y Microsoft Edge se podría sumar a ellos.
En cuanto a los planes más cercanos de Microsoft para con el nuevo Edge y su aportación al proyecto Chromium, pasan por, en primer lugar, completar la transición sin que el usuario se vea perjudicado; en segundo, impulsar el desarrollo de Chromium en dispositivos Windows para arquitecturas ARM.
En última instancia, queremos mejorar la experiencia web para audiencias muy diferentes. Las personas que utilizan Microsoft Edge (u otros navegadores) experimentarán una mejor compatibilidad con todos los sitios web, al tiempo que obtendrán la mejor vida útil de la batería y la integración de hardware en todo tipo de dispositivos Windows, comenta Belfiore, olvidando quizás que hasta hace poco vendían lo contrario.
En Google, por supuesto, están encantados: Chrome ha sido un campeón de la Web abierta desde su inicio y damos la bienvenida a Microsoft a la comunidad de colaboradores de Chromium. Esperamos trabajar con Microsoft y la comunidad de estándares web para avanzar en la web abierta, apoyar la elección del usuario y brindar excelentes experiencias de navegación.
No obstante, no todo el mundo está contento. En Mozilla han reaccionado a la noticia con bastante malestar, aludiendo a los sospechosos habituales: la neutralidad en la Red, la presencia dominante de Google y la competencia como garante de la salud de una Internet abierta. Reconocen incluso que este movimiento podría ponérselo más difícil de lo que ya lo tienen y apelan al usuario para que le dé la oportunidad a Firefox: Si te importa lo que está sucediendo con la vida en línea hoy, échale un vistazo a Firefox, reclaman.
El problema es, sin menospreciar la parte de razón que les corresponde, que la postura que mantiene Mozilla de cara a la galería se contradice en muchas ocasiones con su forma de actuar. No competimos con Google porque sea una buena oportunidad de negocio. Competimos con Google porque la salud de Internet y la vida en línea dependen de la competencia y la elección argumentan.
El dominio de Google en la búsqueda, la publicidad, los teléfonos inteligentes y la captura de datos crea un campo de juego muy sesgado que funciona contra el resto de nosotros, señalan, sin recordar que son los primeros que contribuyen a ello, poniendo el buscador de Google por defecto en lugar de una alternativa por no perder competitividad y el dineral que les suelta Google, que para más inri es la vía de financiación primordial de la organización.
Si un producto como Chromium tiene la suficiente cuota de mercado, es más faćil para los desarrolladores y las empresas no preocuparse si sus servicios y sitios funcionan con otra cosa que no sea Chromium, sostienen en Mozilla. Es el argumento de Microsoft por el que la adopción de Chromium incidirá en una menor fragmentación de la web para todos los desarrolladores, pero expuesto desde el lado más negativo.
Fue lo que sucedió cuando Microsoft tuvo el monopolio de los navegadores a principios de la década de 2000 antes de que se lanzara Firefox, añaden, advirtiendo que podría volver a pasar. Les ha faltado mencionar un detalle trascendental: Internet Explorer era software privativo, Chromium es software libre.
A pesar de que los monopolios nunca son buenos, de que siempre hay cosas que se pueden hacer mejor y de que Google suele trampear (por ejemplo, optimizando sus sitios para que funcionen mejor con Chrome, pero sin extender dichas mejoras a Chromium, y Mozilla lo ha denunciado), la licencia de Chromium es un elemento determinante para que la analogía que usan carezca del valor que pretenden darle. Existen unos estándares que todos los navegadores deben seguir y que todos se saltan en algún punto.
Por el contrario, si las tecnologías sobre las que se construye la Web (HTML, CSS, JavaScript, etc) son estándares, ¿por qué no se puede promover Chromium como un estándar más? Cabría plantearse también por qué siendo Firefox y Chromium las dos alternativas más destacadas, ambas software libre, la mayoría de compañías que compiten en el mercado de los navegadores apuestan por la segunda. No digamos ya Brave, al frente de la cual está nada menos que Brendan Eich, creador de JavaScript y ex CEO de Mozilla.
Firefox es radicalmente mejor de lo que era hace 18 meses. Pruébalo como tu navegador por defecto durante una semana y luego decide, insisten. Como si la gente que vaya a leer ese artículo no usase ya Firefox, o no le hubiese dado la oportunidad. Las principales distribuciones Linux se la siguen dando, aun cuando Mozilla trata a Linux como una plataforma de tercera.
fuentes:.muylinux.com
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